«Tesoro, si te emborrachas y te alejas con un marroquí, ¿qué esperas que te suceda?».
Estas frases las escribió en Facebook el sacerdote Lorenzo Guidotti para criticar a una joven de 17 años que denunció haber sido violada en el vagón de un tren en la estación de Bolonia. La joven contó a la policía que conoció al magrebí después de haber bebido mucho. La menor sostiene que sufrió violencia y que se despertó semidesnuda sin su bolso, que le fue sustraído.
Estos son los hechos que desencadenaron la ira del cura Guidotti, párroco de San Domenico Savio, en un barrio de Bolonia: «Tesoro, despertarte semidesnuda es lo mínimo que te puede suceder. Lo siento, pero si nadas en un acuario de pirañas no puedes lamentarte si cuando sales te falta una extremidad», añadió el párroco, al tiempo que se hacía una pregunta y se daba la respuesta: «¿Tendría que sentir piedad? ¡No!». El sacerdote termina su mensaje en Facebook con estas frases en letras mayúsculas: «Tenemos que acabar con esto. Jóvenes, chicos y chicas: ¿Pero no os dais cuenta que os están lavando el cerebro».
Lorenzo Guidotti se ha lamentado de que en algunas zonas de Bolonia, como la Plaza Verdi, «todo está permitido», en referencia a las drogas, subrayando también que seguramente el marroquí que presuntamente violó a la joven podría haber sido uno de los traficantes de drogas que circulan por esas calles de Bolonia.
El escrito del párroco Guidotti ha desencadenado un gran debate y polémica en las redes sociales, con muchas opiniones y aplausos a su favor , pero también con duros ataques, sobre todo por parte de movimientos feministas, que le han recordado que «la violación es culpa del violador». La Iglesia, por medio del obispo de la diócesis, se ha distanciado de la posición del párroco, porque en su comentario hay una carencia de solidaridad humana.
El sacerdote, que es estimado por muchos de sus parroquianos por su labor a favor de los pobres, ha recibido la solidaridad de muchos que se reconocen en su comentario. Pero ante el sinfín de furibundas reacciones que sigue suscitando su comentario, el sacerdote pidió disculpas: «Me he equivocado, no quise atacar a la joven, y he añadido dolor al dolor», ha dicho en síntesis el párroco, precisando que él quiso con su comentario hacer recapacitar a la gente y protestar contra la «cultura de la diversión sin freno y con drogas por parte algunos jóvenes».
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