La salida de Citigroup cayó como un balde de agua fría en México, en un momento en que el clima de negocios carece de confianza y los prospectos de crecimiento económico se revisan a la baja. El banco global, uno de los más grandes en el mundo, aseguró en un comunicado que pondría a la venta el negocio de banca al consumidor de Banamex, institución emblemática del país que adquirió en 2001, y permanecería para trabajar solamente con clientes institucionales. La razón, aseguró, es que este negocio ya no está en línea de con su nueva estrategia.
Citi se une a JPMorgan, banco que anunció el cierre de sus operaciones en banca privada en México el año pasado y a Santander, el cual tomó en mayo un primer paso al dejar de cotizar en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). El miércoles, la Secretaría de Hacienda emitió un comunicado que aborda de manera directa las especulaciones y preguntas del sector: La “decisión de Citigroup no afecta su confianza en México”, dice a manera de título. Citigroup “avisó oportunamente a las autoridades hacendarias del país su decisión de salir de los negocios de banca minorista y empresarial como parte de su estrategia global”, agregó.
La manera en que Citi hizo el anuncio es muy atípico de este tipo de decisiones, apunta Alexis Milo, consultor, exfuncionario del Gobierno Federal y execonomista jefe de HSBC y Deutsche Bank en México. “Es cierto que hay una tendencia global de los bancos a enfocarse en las áreas y en las regiones y en los sectores en donde son más competitivos”, dice el economista, “pero no podemos dejar de ver que Citi está poniendo a la venta Banamex, un banco de mucho tiempo en México, emblemático, que fue una parte muy importante de sus ingresos por mucho tiempo”.
Lo que es más común, cuando bancos de este calibre hacen este tipo de anuncios, es que se anuncie también un potencial comprador con el cual ya se han empezado conversaciones. Que Citi haya decidido anunciar que pone Banamex a la venta de esta manera, sugiere que el anuncio es también para las autoridades, tanto en México como en Estados Unidos, su país base. “Esto lo tomo como un anuncio o una señal de que un banco como Citi ve que México, o el mercado mexicano, empieza a perder atractivo”, agrega Milo.
Esta semana, la división de análisis del banco de inversión Bank of America (BofA) redujo su pronóstico de crecimiento del producto interno bruto (PIB) para el país de 2,5% a 1,5% este año, debido a la alta incertidumbre que vive el sector privado, derivado de las políticas del Gobierno Federal que buscan darle prioridad a las empresas energéticas del Estado. Esto está generando tal incertidumbre, que las empresas están invirtiendo muy poco, lo cual contribuye a un estancamiento económico.
“La alta incertidumbre está relacionada con un cambio en el marco institucional en varios sectores, pero más marcadamente en el sector energético, con una importante reforma en el Congreso”, dice el reporte de BofA, firmado por el economista jefe Carlos Capistrán. La reforma energética “tardará muchos meses este año en resolverse y también hay un referéndum revocatorio en el segundo trimestre”, agrega. El presidente Andrés Manuel López Obrador ha dicho que su Gobierno será uno de transformación y “todo proceso de transformación implica cambio y por ende incertidumbre. Es probable que la alta incertidumbre sea una de las razones por las que la inversión es muy baja”, dice el reporte.
“Esta Administración les ha mandado a las empresas la señal de que están muy desprotegidas”, explica Milo. En sus conferencias de prensa diarias, López Obrador ha hecho de empresas en diferentes sectores el blanco de críticas, aun cuando asegura tener buena relación con ellas. “Yo creo que muchas empresas grandes se sienten muy inseguras, muy expuestas, vulnerables. Sienten que no pueden ir con el gobierno si se enfrentan a un problema o complicación a pedir ayuda”.
Administraciones en el pasado, asegura Milo, tenían un lazo estrecho con las empresas, generadoras de empleos, para evitar que se fueran. Las ligas entre los poderes económicos y el Gobierno son muy criticadas por López Obrador y el Secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, quienes sostienen que, para evitar la corrupción y trabajar para eliminar la pobreza, estos poderes deben de gozar de cierta distancia. “Este Gobierno da la señal de que si te pasa algo malo, te tienes que ir”, dice Milo.
Citi no es ajeno al escándalo. En 2015, reguladores bancarios en EE UU y del estado de California multaron a una subsidiaria de Citi, Banamex USA, por 140 millones de dólares por no tener controles adecuados contra el lavado de dinero. Citi cerró el negocio estadounidense y pagó 97,4 millones de dólares para cerrar la investigación.
“El negocio para los grandes bancos en México no es el más redituable, y, en cambio, sí representa un riesgo alto para su marca global” explica Milo, ”cualquier día de estos hay un escándalo, resulta que le dieron un crédito a quien no se lo debían de dar o que recibieron unos depósitos que no debían haber recibido y el Gobierno no está ahí para echarles la mano, entonces, yo creo que eso a muchos bancos les están dando miedo”.
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Es corresponsal económica para América Latina. Como periodista de investigación trabajó con Quinto Elemento Lab, NHK, BusinessWeek y OpenDemocracy, entre otros. También fue staff de Bloomberg News y Reuters en Centroamérica y Reino Unido. Es licenciada en Comunicación y Máster en Periodismo de Negocios y Finanzas por City University London.
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