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“Presenta manchas de sangre a nivel ventral y tres rasgaduras que corresponden a las tres heridas punzocortantes efectuadas”, así abre Candelilla la carpeta de investigación del asesinato de Anacleto González Flores, líder popular cristero originario de Jalisco.
Ante el misterio que siempre rodeó su muerte, Candelilla reabre el caso para preguntarse si el asesinato de este líder popular realmente se trató de un crimen de Estado, o si pudo intervenir algún otro factor. Como ya es costumbre en este maravilloso lugar al sur de la Ciudad de México, la historia se lee a la par de una experiencia sensorial y gastronómica.
Por supuesto, todo los elementos de esta experiencia están articulados para transportarnos a la época de la Guerra Cristera (1926-1929), en la que el Estado Mexicano y miembros de la Iglesia Católica se enfrentaron a muerte. Olfato, gusto, vista, tacto, oído y el sexto sentido, todos ellos puestos al servicio de entender a fondo cómo vivían, sentían y pensaban los cristeros.
Ejemplo de lo anterior es la introducción que hace magistralmente Héctor Gil, en ella se da el contexto de la Guerra Cristera, así como su vínculo con la gastronomía mexicana. En ese mismo espacio, presenciarás un taller de producción de pan de guardar, el cual data del periodo novohispano y tiene connotaciones religiosas, pues como menciona Héctor Gil, en ese entonces “la cristiandad no era una religión, era una cultura”.
En Candelilla todo se elabora con técnicas tradicionales de México, por lo que también presenciarás la cocción del pan en horno de leña y conocerás la cocina tradicional donde se preparan todos los platillos de este singular lugar.
Una vez concluida la introducción, serás agasajado con un coctel preparado con ingredientes alusivos a la época de la Guerra Cristera, lo que afinará tus sentidos para acompañar al detective Quintana a describir quién asesinó a Anacleto González en Crimen de Fe, la nueva temporada de Candelilla.
Durante toda la sesión Héctor responderá todas tus dudas y explicará más acerca de otras historias que se han vivido en esta casa –tales como temporadas de Día de Muertos o cocina conventual–, así como el amor con que todo se prepara y el trabajo colectivo que implica. Además, podrás averiguar más sobre la labor cultural de Candelilla, que a lo largo de sus cinco años ha rescatado más de 180 técnicas culinarias mexicanas y ha logrado más de 1,080 recetas de autor respetando sus propias reglas:
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Entre cada episodio descubrirás que la gastronomía también es historia, que nuestros platillos nos hablan de las bondades de la tierra y de las importaciones culturales; pero también de nuestros anhelos más profundos, de nuestra fe y secretos.
Dirección: Candelilla 16 Col. Las Hadas, alcaldía Tlalpan, Coapa.
https://www.candelilla16.mx/
Teléfono: 55 70 33 19 01.
Anacleto González Flores nació el 13 de julio de 1888 en Tepatitlán, Jalisco. Proveniente de una familia modesta, logró estudiar la educación básica en instituciones públicas. En ellas aprendió los ideales liberales del filósofo Auguste Comte, entonces promovidos por el gobierno de Porfirio Díaz.
En su juventud apoyó a sus padres en el negocio familiar, una fábrica de rebozos. Asimismo, destacó por su habilidad como orador, lo que hizo que desde joven recibiera el nombre de maestro. También se sabe que era un hombre alegre y que participaba de la banda musical del pueblo.
Aunque inicialmente se adhirió a la ideología oficialista, tras participar en un retiro espiritual se comenzó a cuestionar si su fe debía saltar de la esfera de lo privado a la pública. Entonces, comenzó a dar clases de catecismo, lo que pronto llamó la atención de los clérigos, quienes lo invitaron a formarse en el Seminario de San Juan de los Lagos.
Con el estallido de la Revolución Mexicana, Anacleto González Flores se unió a las fuerzas del general Francisco Villa, pues vio en ellas la posibilidad de hacer frente a las expropiaciones a los bienes eclesiales. Sin embargo, se decepcionó de la lucha armada tras ver morir a sus líderes.
Siendo sincero con su falta de vocación sacerdotal, impulsó su fe desde su estatus de laico. Ávido lector, forjó un gran acervo cultural, mismo que utilizó para dar clases religiosas a los jóvenes y niños, sin utilizar un lenguaje complejo.
Jamás cobró por su profesión, pues pensaba que debía tener una vida austera, lo que se tradujo problemas conyugales. Fundó y militó en la Asociación Católica de la Juventud Mexicana (ACJM) y la Unión Popular, ambos grupos políticos y religiosos.
Su producción intelectual incluyó la formulación de un pensamiento contrarrevolucionario, basado en la instauración política del “Reino de los Cielos”. Su carisma, resistencia pacífica y capacidad de movilización de masas lo convirtieron en objetivo del gobierno callista, mismo que lo ejecutaría el 1ro de abril de 1927. El 20 de noviembre de 2005 fue beatificado por el Papa Benedicto XVI, quien le dio el título de “Patrono de los laicos”.
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