Luis Humberto Fernández
/ viernes 10 de junio de 2022
El domingo pasado hubo elecciones en seis entidades, de las cuales cuatro fueron ganadas por Morena: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas; y dos por otros partidos. Esto rebasa el puro cambio en las gubernaturas; es la consolidación de un cambio democrático, en el cual, en sólo siete años, se han logrado: la presidencia, la mayoría en el Congreso y 22 de las 32 gubernaturas del país, algo que no había pasado, y sobre todo sin incidentes, ya que no hay ningún conflicto postelectoral y Morena es, sin duda, la principal fuerza política de México.
Sin embargo, hay varias reflexiones que son pertinentes de hacer. Una obligada es: ¿qué tanto, quienes escribimos columnas o quienes se denominan a sí mismos líderes de opinión, estamos generando tendencia, cuando un porcentaje muy importante de columnistas han tomado una posición dura y a veces furiosa en contra del Presidente, sin que ello tenga un impacto verdadero en la elección, lo que se muestra en las encuestas y los procesos democráticos? Muy probablemente, esto nos tiene que hacer pensar sobre qué y cómo estamos escribiendo; debemos reflexionar qué tanta influencia se genera en la población.
No cabe duda que esta elección también ha significado un cambio importante en la relación de las fuerzas políticas, incluso al interior de las alianzas. PAN y PRD pierden su registro en varios estados, pero también PT y Verde en otros en los que no alcanzaron el 3% de la votación; además de que Movimiento Ciudadano pierde la inercia de crecimiento que traía consigo. Por ello, el mapa político ha cambiado, con 22 entidades gobernadas por Morena, considerando las alianzas en San Luis Potosí y en Morelos; 6 gobernadas por el PAN; 3 por el PRI; 2 de Movimiento Ciudadano; 1 del Partido Verde; y ninguna para el PRD.
El siguiente año solo habrá dos elecciones: Estado de México y Coahuila; que apuntan a un reforzamiento mayor de Morena. Pero no sólo es eso, con este número de gobiernos estatales, la Cuarta Transformación se afianza como un proyecto de largo plazo. Estas elecciones hacen evidente el divorcio cada vez mayor entre los políticos tradicionales y la comunidad; una postura independiente de los poderes fácticos, como lo son Estados Unidos o los sectores empresariales, que dan prioridad a la cercanía con el pueblo, es lo que está siendo más significativo para los electores. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez
El domingo pasado hubo elecciones en seis entidades, de las cuales cuatro fueron ganadas por Morena: Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas; y dos por otros partidos. Esto rebasa el puro cambio en las gubernaturas; es la consolidación de un cambio democrático, en el cual, en sólo siete años, se han logrado: la presidencia, la mayoría en el Congreso y 22 de las 32 gubernaturas del país, algo que no había pasado, y sobre todo sin incidentes, ya que no hay ningún conflicto postelectoral y Morena es, sin duda, la principal fuerza política de México.
Sin embargo, hay varias reflexiones que son pertinentes de hacer. Una obligada es: ¿qué tanto, quienes escribimos columnas o quienes se denominan a sí mismos líderes de opinión, estamos generando tendencia, cuando un porcentaje muy importante de columnistas han tomado una posición dura y a veces furiosa en contra del Presidente, sin que ello tenga un impacto verdadero en la elección, lo que se muestra en las encuestas y los procesos democráticos? Muy probablemente, esto nos tiene que hacer pensar sobre qué y cómo estamos escribiendo; debemos reflexionar qué tanta influencia se genera en la población.
No cabe duda que esta elección también ha significado un cambio importante en la relación de las fuerzas políticas, incluso al interior de las alianzas. PAN y PRD pierden su registro en varios estados, pero también PT y Verde en otros en los que no alcanzaron el 3% de la votación; además de que Movimiento Ciudadano pierde la inercia de crecimiento que traía consigo. Por ello, el mapa político ha cambiado, con 22 entidades gobernadas por Morena, considerando las alianzas en San Luis Potosí y en Morelos; 6 gobernadas por el PAN; 3 por el PRI; 2 de Movimiento Ciudadano; 1 del Partido Verde; y ninguna para el PRD.
El siguiente año solo habrá dos elecciones: Estado de México y Coahuila; que apuntan a un reforzamiento mayor de Morena. Pero no sólo es eso, con este número de gobiernos estatales, la Cuarta Transformación se afianza como un proyecto de largo plazo. Estas elecciones hacen evidente el divorcio cada vez mayor entre los políticos tradicionales y la comunidad; una postura independiente de los poderes fácticos, como lo son Estados Unidos o los sectores empresariales, que dan prioridad a la cercanía con el pueblo, es lo que está siendo más significativo para los electores. XXXTwitter: @LuisH_Fernandez
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